Con ocasión de las tareas de remodelación del CSM de Ajuriaguerra, en el desván del edificio al parecer abandonado durante décadas, apareció un extraño mamotreto desvencijado y cubierto de polvo. La primera reacción fue considerarlo como tributario de ser troceado por la rotaflex como forma de facilitar su traslado como chatarra.
Afortunadamente, una reflexión más sosegada sobre lo que el enorme cachivache hacía allí, hizo rememorar el origen del edificio como Maternidad, lo que llevó a suponer en la penumbra del polvoriento camarote que el artilugio se trataría de una antidiluviana incubadora. En ese caso quizás tendría un valor más allá de su peso en canal, mereciendo su conservación en aras del recuerdo histórico del pasado asistencial de la villa.
Contactado el Museo de Historia de la Medicina en la UPV-Leioa, desde allí se mostraron interesados en la pesada pieza, haciéndose cargo de la misma no sin los consiguientes sudores del transportista que la recogió.
Una vez limpia y más o menos recompuesta, lo que se pensó se trataría de una incubadora, resultó ser un “ventilador de presión negativa”, es decir ¡un pulmón de acero! Sabemos de la utilidad práctica de tan inquietante chirimbolo, si bien hemos de reconocer nuestro desconocimiento del uso más o menos extensivo que se haría del mismo en la Maternidad. Quizás haya alguien entre los lectores que pueda darnos algún tipo de explicación al hallazgo.
Incluimos a continuación una serie de fotos del dispositivo tal y como se encontraba en Ajuriaguerra, así como otras una vez limpio y más presentable. En una de ellas, agachado de espaldas, el director del Museo Antón Erkoreka. Completa la serie una impresionante imagen de una sala con enfermos de polio en un hospital californiano (ca. 1953), así como enlaces a una breve ficha museológica y unos interesantes videos para quien quiera conocer algo más acerca del primitivo funcionamiento del “pulmón”, así como algo más del propio museo.
O.M.